01 sierpnia 2002

El profeta Sofonías y el día de Yavé.

Después de Isaías y Miqueas – los profetas que hemos conocido más de cerca en los dos últimos números de Anunciar – la profecía en Israel atraviesa un periodo de silencio. Una de las causas de esta situación fue el largo reinado de Manases quien derramó también sangre inocente, en tal cantidad que llenó a Jerusalén de punta a punta (2 Re 21,16).
A finales del siglo VII antes de Cristo, coincidiendo con el reinado de Josías la situación cambia y aparecen en la escena los profetas Sofonías y Jeremías y la profetisa Julda (2 Re 22,11-20). Entre ellos, Sofonías tiene especial importancia. No sólo porque fue el primero en alzar su voz a favor de la reforma religiosa llevada a cabo por el rey Josías, sino porque puede ser para nosotros un modelo de entrega total al proyecto de Dios en medio del pueblo.


El mundo y el ministerio de Sofonías.

A Sofonías le tocó vivir en una época interesante. El reino de Judá llevaba más de 100 años sometida al dominio del Imperio Asirio – desde el año 734 antes de Cristo. Poco a poco la vida religiosa fue invadida por costumbres extranjeras y prácticas religiosas de las religiones paganas. La decadencia había llegado a su punto más profundo durante el reinado de Manases. Este rey comenzó a reinar al lado de su padre Exequias en el año 697, poco tiempo después de la invasión y desmembramiento de Judá. Manases tenía entonces... 12 años. Si su padre mostraba algo de resistencia frente al Imperio Asirio, Manases optó por la política de una entrega total e incondicional al Imperio. El largo reinado de este rey (desde el año 698 a.C. hasta el año 643 a.C.) hundió al país en una profunda decadencia religiosa. Según cuenta 2 Re 21,3-9, Manases reconstruyó las ermitas en los altos de las montañas, levantó altares a Baal, adoró y dio culto a las divinidades astrales de los asirios, practicó la adivinación y la magia y colocó en el templo de Jerusalén la imagen de Astarté, la diosa asiria de fertilidad.

Después de la muerte de Manases, su hijo Amón fue proclamado como el nuevo rey de Israel. Pero su reinado duró sólo dos años. En el año 640 a.C. Amón fue asesinado en medio de una conspiración y su hijo Josías, un muchacho de 8 años fue proclamado el nuevo rey de Israel. Al comienzo del reinado de Josías, Judá necesitaba una seria reforma desde todos los puntos de vista: político, social, religioso... Este rey la llevó a cabo. 2 Re 22,8-10 y 2 Cro 34,14-18 informan que la política renovadora de Josías se guió por el libro de la Ley que se encontró en el Templo. Este libro no fue otra cosa que el libro de Deuteronomio – redacción preparada por los sacerdotes del templo quienes fueron los que le acompañaron y guiaron a Josías en la reforma religiosa emprendida por él. Todos los comentaristas coinciden en señalar que fue el profeta Sofonías quien acompaño y apoyó de manera especial al rey Josías en sus reformas. Aunque cuando la reforma religiosa llega a su punto más fuerte con el descubrimiento del libro de la Ley (622 a.C.), Sofonías ya probablemente había muerto (2 Re 22,11-20). Pero su predicación profética ayudó a poner los fundamentos de este despertar religioso.


El mensaje de Sofonías.

Como ya acabamos de mencionar, el profeta Sofonías se comprometió por completo en una reforma religiosa del reino de Judá. El profeta es movido en su predicación por una fuerte indignación por la corrupción religiosa del pueblo: el abandono de Yavé y la proliferación de cultos paganos. La primera sección de su libro comienza con el anuncio de un juicio universal y fin de idolatría:

Doy mi palabra, dice Yavé, que borraré cuanto existe en la faz de la tierra. Acabaré con los hombres y los animales, con las aves del cielo y los peces del mar; haré que perezcan los malvados y arrancaré al hombre de la superficie de la tierra. Levantaré mi mano para castigar a Judá y a todos los habitantes de Jerusalén; sacaré de ese lugar todo lo que queda de Baal junto con los sacerdotes del ídolo; echaré fuera además a los que se arrodillan en las terrazas para adorar las estrellas; a los que si bien adoran a Yavé, juran al mismo tiempo por Yavé y por Moloc; a los que se separan de Yavé y dejan de seguirlo y no se preocupan de él (Sof 1,1-6).

Al hablar del juicio de Dios Sofonías utiliza el término del día del Señor, un día concreto un día cuando Dios por fin arregla de manera definitiva las cosas y restablece su reinado en el mundo y, sobre todo, sobre Jerusalén (Sof 1,7-2,3). Sin embargo el libro de Sofonías no termina en la condena. Como casi siempre, después de la condena y denuncia de los pecados viene el anuncio de salvación y de una alianza nueva entre Dios y el pueblo. Con esto termina el libro de Sofonías, con la esperanza:

¡Grita de gozo, oh hija de Sión, y regocíjate, oh gente de Israel! ¡Canta alegre, con todo el corazón, hija de Jerusalén! Yavé ha levantado la sentencia en que te condenaba, ha alejado de ti a tus enemigos (Sof 3,14-15).



Lea los tres capítulos del librito de Sofonías y trate de reflexionar:

- ¿Cuáles son las principales denuncias del profeta?

- ¿Qué alternativas plantea Sofonías frente a la desastrosa situación del país?

- ¿Tiene vigencia hoy el mensaje de Sofonías? ¿Qué nos enseña?


Juan Stefanów

Centro Bíblico Verbo Divino

director@verbodivino-ecu.org