01 października 2002

Ezequiel – el profeta que camina con el pueblo.

La vida de cada uno de los profetas estaba llena de angustias e incertidumbres. En consecuencia, algunos, como Jeremías, se rebelan contra su complicada misión. Otros, y aquí podemos ubicar a Ezequiel, tratan de ir descubriendo el mensaje de Dios oculto en los enredos de la existencia diaria. En este sentido, el profeta Ezequiel puede ser un buen ejemplo del profeta que camina junto con el pueblo y trata de acompañarlo con su mensaje.


La época en la que vivió Ezequiel.

El rey Josías, quien llevó adelante, con ayuda del profeta Sofonías, todo un proceso de renovación en el pueblo de Israel, murió en el año 609 antes de Cristo. Después de la muerte de este rey comienza el deterioro de Israel. Sus reyes ya no son elegidos por el pueblo sino que son impuestos por los grandes imperios vecinos. Así, el sucesor del rey Josías, Joaquín, recibió la corona gracias al apoyo del faraón de Egipto, imperio al sur de Judá, pero pronto pasó bajo el dominio del imperio Babilónico, situado al norte del país. Mientras el rey de Israel pagaba los impuestos al rey de Babilonia, el pueblo vivía en relativa calma. Pero cuando el rey Joaquín en el año 597 dejó de pagar tributos a Babilonia, Nabucodonosor, rey de Babilonia invadió Jerusalén y llevó presos a Babilonia al rey y, junto con él, a gran cantidad de gente. El nuevo rey, impuesto por Babilonia, comienza a pagar de nuevo los impuestos a Babilonia. Durante nueve años hubo relativa calma. Pero el pueblo no pudo aguantar el peso de la opresión babilonia y en el año 588 se produjo una revuelta contra Babilonia. La respuesta no se hace esperar: Jerusalén es cercada por el ejército babilonio y después de año y medio de asedio tiene que rendirse. La ciudad es incendiada y saqueada y todos sus habitantes son llevados presos a Babilonia. Así comienza la época más triste en la historia de Israel – el exilio. El pueblo de Israel se encuentra de repente en tierra extraña y despojado de todo lo que lo identificaba como el pueblo de Dios: están sin tierra, sin templo y sin rey. El exilio durará casi cincuenta años – toda una generación.


La vocación de Ezequiel.

Tenemos muy pocos datos acerca de la vida del profeta Ezequiel. Sabemos que era hijo de un sacerdote llamado Buzi. Probablemente el mismo Ezequiel fue sacerdote igual que su padre.

Ezequiel, como joven muchacho fue llevado preso a Babilonia con el primer grupo de los deportados, en el año 597. Allá, en tierra babilonia, le llegó la vocación de profeta, según él mismo nos lo confirma: El año treinta, el día quinto del cuarto mes, encontrándome entre los desterrados, a orillas del río Queebar, se abrieron los cielos y contemplé visiones divinas” (Ez 1,1).


El mensaje para los desterrados.

En la actividad profética de Ezequiel podemos diferenciar claramente dos etapas: antes y después del destierro definitivo que tuvo lugar en el año 587 antes de Cristo. La primera etapa de su actividad, entre la vocación y la llegada a Babilonia del segundo grupo de los desterrados, se desarrolla bajo el signo de la denuncia. El profeta analiza las causas del desastre de Israel y encuentra como principales culpables a los líderes que se han corrompido y han buscado más su propio interés que el bien del pueblo:

Yavé me dijo además: «Hijo de hombre, di a Jerusalén: Eres una tierra que no ha recibido lluvia y que no fue regada en el día de la ira. En ella, sus príncipes son como león rugiente, ávido de presa, devoran a las personas, se apoderan de sus pertenencias y riquezas, y son tantas sus víctimas que no se cuentan las viudas.

Sus sacerdotes han violado mi Ley y profanado las cosas santas. No han hecho distinción entre lo sagrado y lo profano ni han enseñado a distinguir lo puro de lo impuro. No hicieron caso de mi sábado, y yo he sido deshonrado por ellos.

Los jefes de la ciudad son lobos sanguinarios, ávidos de presa, y matan a los inocentes por puro interés. Sus profetas les encubren los crímenes con vanas visiones y profecías mentirosas; y dicen: «Así dice Yavé», cuando Yavé no ha hablado.

Los señores del país cometen violencias y robos; pisotean al pobre y al indigente, y niegan su derecho al forastero. Busqué entre ellos un hombre que levantara un muro entre ellos y yo, y que permaneciera en el muro frente a mí, en defensa del país, para que yo no lo devastara, pero no lo hallé. Por eso, he desencadenado mi enojo sobre ellos y los he exterminado con el fuego de mi cólera y he cargado el castigo sobre ellos, declara Yavé» (Ez 22,23-31).


Cuando se produce la segunda deportación y el pueblo de Israel entra en una profunda crisis, el mensaje de Ezequiel cambia de tono; el profeta se esfuerza por anunciar la esperanza en medio de su pueblo que se siente abatido y derrotado. Todos hemos leído alguna vez el hermoso texto del capítulo 37 del libro de Ezequiel, lleno de consuelo y esperanza, donde el profeta anuncia vida nueva anuncia vida nueva para su pueblo que se daba por muerto. Los demás profetas del exilio seguirán el ejemplo de Ezequiel y se esforzaran por consolar y despertar la esperanza entre los desterrados.



Recordemos:

- ¿En qué circunstancias surge el profeta Ezequiel?

- ¿Cuáles son las principales etapas de su actividad?¿Qué características tienen?

- ¿Qué nos enseña Ezequiel a nosotros, los catequistas?


Juan Stefanów

Centro Bíblico Verbo Divino

director@verbodivino-ecu.org