01 stycznia 2002

Voceros de Dios, defensores del pueblo

Uno de los desafíos más fuertes que se presenta hoy a los cristianos es la necesidad de hacer más humano, más “llevadero” el mundo en el que vivimos. Todos estamos experimentando un creciente individualismo y “quemeimprtismo”. Cada vez más la gente está pensando en sí mismo y olvidándose de los demás. Hay una necesidad urgente de fomentar la solidaridad. Esta perspectiva, la de la solidaridad, iluminará nuestras reflexiones en este espacio de la revista.

Cuando nos adentramos en la Biblia buscando ejemplos de solidaridad, encontramos innumerables ejemplos de personas individuales y grupos enteros que se desviven, entregan su vida por entero a los demás. Durante la Semana Bíblica Nacional de este año fijamos nuestros ojos en el apóstol Pablo, como ejemplo vivo de solidaridad.

Sin embargo, a lo largo de este año que acabamos de estrenar, queremos mirar de cerca a todo un grupo de personajes inspirados por Dios, atentos a la realidad y comprometidos con el pueblo. Nos referimos, como muchos ya se habrán dado cuenta, al grupo de los profetas de Israel.


¿Quién es un profeta?


Entre personas comunes está bien extendida la convicción de que el profeta es un adivino. “Eres un profeta” – se le dice a alguien que ha logrado acertar, por ejemplo, el resultado de un partido de fútbol. Se confunde al profeta con un adivino. Pero esta forma de ver la función de un profeta está bastante equivocada. Nos preguntamos entonces: ¿Quién es un profeta?


  • Vocero de Dios

Para entender la función de los profetas, tenemos que recordar algunos momentos de la historia de Israel. Recordamos, que los orígenes del pueblo de Israel se remontan al acontecimiento del Éxodo. Después de la liberación de la esclavitud, en el monte Sinaí, se establece la Alianza entre Dios y las tribus de Israel (Ex 19-20); así nace el pueblo de Israel, el Pueblo de Dios. Lo más característico de este pueblo fue que no tenían reyes. La mala experiencia del sistema opresor de las monarquías de Egipto y de Canaán les llevo a organizarse de una forma igualitaria, donde todos tenían los mismos derechos y las mismas obligaciones y el garante de este nuevo orden social fue Dios, el único rey de Israel. Pero con el paso del tiempo, según la gente de Israel se ha ido enriqueciendo, quisieron ser como otros pueblos, quisieron tener un rey que los defendiera y que los representara frente a otros pueblos (1 Sam 8,1-22). A partir de este momento los israelitas tenían un rey que los gobernaba. Pero lo interesante es que el rey de Israel no era exactamente igual a los reyes de otras naciones. El rey de Israel era de alguna manera ministro de Dios, el único rey de Israel. Por eso, con el surgimiento de la monarquía surge también el ministerio de los profetas. El profeta era el vocero de Dios frente al rey. Era el encargado de recordarle al monarca que él era sólo ministro de Dios y que tenía que llevar adelante el proyecto de Dios y defender os intereses del pueblo.


  • Defensor del pueblo

El profeta era en Israel una especie de “Defensor del pueblo” frente al rey. Muchas veces ocurría que los reyes de Israel se olvidaban de su función de servicio a Dios y al pueblo y comenzaban a abusar de su poder. En vez de buscar los intereses del pueblo buscaban sus propios intereses y oprimían y maltrataban al pueblo. En estas ocasiones el profeta se ponía del lado del pueblo y se hacía su vocero frente al rey. Tenemos en la Biblia muchísimos historias que nos narran esta forma de actuar de los profetas, pero tal vez la más significativa es la historia del rey Ajab, del profeta Elías y de un hombre llamado Nabot. La encontramos en el capítulo 21 del Primer libro de los Reyes.


Reflexionemos:

- ¿Cuándo surgieron los profetas?

- ¿Cuáles eran sus funciones?

- ¿Existen hoy los profetas?



Características del ministerio de los profetas


Para entender mejor la forma de vida y de actuación de los profetas, presentaremos a continuación algunas de las características de su ministerio, partiendo siempre del texto de la Biblia.


  • El profeta es elegido para una misión

Cada uno de los profetas se siente llamado por Dios. Habrá profetas, como Jeremías, por ejemplo, quines se sentirán que desde pequeño, desde el vientre de su madre, han sido llamados para ser profeta (Jer 1,4-10). Otros, como Amós, insistirán que no son “profetas profesionales”, sino que han sentido una llamada mientras llevaban a cabo sus trabajos cotidianos (Am 7,14-15). Todos ellos, sin embargo, tienen en común la llamada de Diosmisión. para llevar adelante una


  • El profeta es una persona inspirada

El profeta no se inventa su mensaje, sino que lo recibe de Dios. Casi siempre, los oráculos de los profetas comienzan con las palabras: “Así dice el Señor”. El profeta es sólo el vocero, el mensaje viene de Dios. Por eso decimos que el profeta es una persona inspirada por Dios.


  • El profeta es una persona pública

El profeta no ce encierra en su casita, ni se esconde en el desierto donde nadie lo pueda encontrar. Su misión se desarrolla en medio del pueblo, en las plazas de las ciudades, en la entrada al templo donde pasa mucha gente, en el palacio del rey (Jer 7). La función del profeta es un ministerio público.


  • El profeta sufre amenazas y persecuciones

El carácter público de su misión, hace que muchas veces los profetas son perseguido por las personas que se sienten molestas con su misión (Jer 15,15-17). Normalmente los mayores perseguidores de los profetas han sido los reyes y los funcionarios del palacio real. Pero a pesar de estas persecuciones, los profetas no se echan para atrás y continúan su misión sintiéndose protegidos y fortalecidos por Dios.


Reflexionemos:

- ¿Cuáles son las principales características del ministerio profético?

- ¿Qué nos enseñan los profetas?

- ¿Cómo podemos ser profetas hoy?


Juan Stefanów

Centro Bíblico Verbo Divino

director@verbodivino-ecu.org